sábado, 22 de enero de 2011

Viajar...

Este comentario es opcional pero, he estado pensando y en realidad resulta interesante pensar en ¿a qué lugar me gustaría viajar?
Pues el primer lugar que se me viene a la cabeza es Japón, no sé por qué pero e visto imágenes realmente bonitas de allí pero, aún así seguí pensando. Si a mi me dejaran ir a cualquier lugar del mundo estaría bien viajar a Japón pero, sigo pensando y hay algo que me llama aún más la atención. Y ése sitio no es un lugar para hacer turismo y ver ciudades que hayamos construido los hombres, es un lugar aún mejor, y construido por la naturaleza.
Me encantaría ir a algún lugar en alguna isla, donde se pueda hacer submarinismo. Pues la vida debajo del mar me atrae. Yo en verano voy a una playa por los caños que cuando baja la marea se ve a lo lejos unas rocas donde solo puedes ir nadando o en una barquita. Hace dos veranos, unos amigos me dijeron que si querría acompañarlos a una playa a pescar a unas rocas con sus padres. Yo acepté. Cuando llegué a la playa y miré hacia mar, me encontré las rocas donde íbamos a ir. Me quedé un poco sorprendida, pues no creía que íbamos a ir tan hondo pero por vergüenza no dije nada. Todos mis amigos empezaron a nadar y llegaron a las rocas, yo me quedé detrás al lado de la barca en la que el padre de un amigo llevaba las cañas y el arpón para la pesca submarina. Cuando empecé a nadar me negué a hundir la cabeza y mirar hacia abajo, pues sabía que me iba a asustar, pero el padre de mi amigo me dijo que realmente era bonito, que merecía la pena mirar. Tuve valor y hundí la cabeza y reconozco que nunca había tenido tanto miedo… había realmente muchos peces de muchas clases allí abajo y unas rocas llena de algas se veían a lo lejos como salen en los documentales de la tele. No hundí más la cabeza. Llegue a las rocas y cuando estuve más tranquila mis amigos me dijeron que iban a meterse para ver si podían coger algo con el arpón. Ellos iban muy preparados con trajes de buzo, aletas y guantes. Después de varios minutos intentando convencerme acepté y me metí de nuevo en el agua. Me di cuenta que realmente era precioso lo que allí se veía, desde los peces mas diminutos y de unos colores increíbles hasta unas rocas muy abstractas. Desde entonces me llama mucho la atención la vida del mar, por eso cada vez que puedo voy a esa playa con mi traje de buzo y mis aletas y me quedo oras y oras observando la vida desde allí abajo. Me encantaría ir a una playa donde haya muchos peces de muchos colores y tamaños, una playa donde la gente no solo vaya para bañarse. Si no también a mirar que hay debajo, porque realmente muchas personas no aprecian lo que hay en el mar.

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