sábado, 12 de marzo de 2011

"Para muestra un botón"

Todo comenzó a principios del mes de Diciembre, estábamos en clase de proyecto integrado con Miguel, nuestro profesor, y hablando de una Performance que hicieron mis compañeros el año pasado sobre los campos de concentración nazi le surgió la idea de hacer una con nosotros. En un principio nos preguntó si nos gustaría llevarla a cabo y si alguien no estaba de acuerdo pero todo el mundo guardó silencio y aceptamos el reto. Lo primero que pensé fue “puf otra idea de Miguel, yo no quiero hacer un teatro, que rollo”

Llegué a casa y le conté la idea a mi madre, por supuesto a ella le gustó mucho eso de que yo participara en una performance (primero tuve que explicarle que era eso de performance) yo me negaba, le decía que eso era hacer el ridículo, que mis compañeros se iban a reír de mí; pero no, me convenció de que era algo original y que sobre todo acabaría aprendiendo cosas nuevas.

La primera tares consistió en ojear todos los álbumes de fotos de mi madre, porque necesita una foto antigua cercana a los años 40 y encontré una muy particular ella cuando pequeña, en un campo y salía jugando. Esto también me sirvió para conocer muchas anécdotas suyas porque a la vez que veía las fotos ella me iba contando cositas de su infancia. La otra foto necesaria era de la profesión que yo iba a interpretar, de criada.

Otra tarea muy importante fue escribir la historia que íbamos a contar. En un principio pensé en inventármela pero mi madre me aconsejó y me dijo que fuese a ver a una señora que yo considero como mi abuela, que tenía una historia muy interesante y así fue una tarde decidí ir a su casa y anoté todo lo que me contó. De aquí surgió mi personaje.

Una cosa que no podía faltar era la ropa, de momento pensé en mi abuela, la única persona que me podía dejar ropa de esa época, le hizo mucha ilusión que yo le pidiera ayuda y después de rebuscar juntas en su ropero me decidí por un vestido negro.

En el mes de Febrero llegó nuestro primer ensayo, fue muy divertido actuar con todos mis compañeros y lo mejor es que no me sentí incómoda porque todos estábamos haciendo lo mismo. A la semana siguiente tuvimos el segundo ensayo y las cosas habían cambiado, Miguel nos contó que sería un poco aburrido contar todos unas historias muy parecidas y nos dio las nuevas indicaciones. El trabajo consistía en grabarnos contando nuestra historia, vestidos de la é poca y echarnos una serie de fotos. Luego con las grabaciones harían un vídeo y las fotos saldrían en la lengua trapera; pero lo peor es que teníamos que estar todo un día vestidos de los años 40 y comportándonos como en esos años: hablarle a todos de usted, prohibido las latas, móviles, papel de aluminio..etc.

Llegó el día más esperado, a las 8 de la mañana estábamos los dos bachilleratos vistiéndonos en la clase de Miguel, todo eran risas al mirarnos unos a otros vestidos tan “raros”, las niñas parecíamos abuelas y los niños unos hombres de campo con sus gorras de cuadro. Llegó el momento de encontrarnos con el resto de compañeros, sentí mucha vergüenza pero llegó el momento en el que me metí en mi papel y me daba igual que la gente se riese o se me quedara mirando porque yo me estaba divirtiendo mucho con mis compañeros. El momento del desayuno fue lo que más me gustó, por un lado al comer las dos clases juntas ya que eso no lo hacemos habitualmente y por otro lado porque estábamos comiendo de una forma muy particular, por un lado el chorizo y por otro el pan, con los cantaros de agua y las botellas de vino (llenas de coca-cola).

Gracias a esto que en un principio era una pérdida de tiempo y ahora ha sido toda una experiencia que me encantaría repetir, me siento muy orgullosa de este gran trabajo que entre todos hemos llevado a cabo, he aprendido como vivían mis abuelos, la pobreza que había en los años 40, pero sobre todo tengo la sensación de que a pesar de todos estos inconvenientes en aquella época se era más feliz que ahora, nuestras preocupaciones hoy en día son: mi coche está muy viejo, mi móvil no es táctil, no tengo la ropa de última moda, mi madre no me da más dinero para salir y ya decimos que no somos felices, antiguamente estas cosas no preocupaban para ellos lo más importante era que todos estaban unidos, que estuviesen sanos y tuviesen lo suficiente como para comer. Todo esto sin la ayuda de nuestros profesores Miguel y Jose Ángel no de hubiese llevado a cabo por eso le estamos agradecidos de su ayuda y de todo el tiempo que le han dedicado.

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